ERAN OTROS TIEMPOS:
A. Sonaba el himno nacional, cada mañana, y formábamos ordenadas filas, que debíamos respetar, para entrar en clase.
A. Sonaba el himno nacional, cada mañana, y formábamos ordenadas filas, que debíamos respetar, para entrar en clase.
B. Yo, como la mayoría de los varones de mi quinta, aquí presentes, soy un producto de lo que ahora llaman educación segregada. No voy a valorar las ventajas ni los inconvenientes de dicha educación. Los que la vivieron conmigo saben de que hablo.
C. En ese grupo segregado de varones ligeramente hormonados, llegó en algún punto a 6º curso de Educación General Básica, que es el nombre que tenía el último curso de la educación primaria de entonces.
D. El sexto curso significaba un cambio importante. Los alumnos abandonábamos el esquema de profesor-tutor y comenzábamos con un esquema de profesores-especialistas.
Nuestra memoria colectiva comprende varias clases magistrales, que seguro se repetían cada año:
e.j.This is a pen.
This is a blackboard...
Entre esas clases de especialistas todos pasamos por las manos de nuestro homenajeado de hoy. Licenciado en educación física por el Instituto Nacional de Educación Física. UPM Madrid Muchas gracias Felipe. Me siento honrado de decir que yo fui alumno tuyo.
Felipe, hoy te quiero agradecer todas tus chanzas y tus gritos. Esa capacidad que tenías para domar a los animalillos hormonados que hacían de tus días un reto diario. Qué digo diario horario.
El cambio de clase anunciado por los timbres para ti suponía un cambio de ganado. Y pasabas de los corderitos de sexto a los cabritos de 8º o a los toritos de 2º BUP. Todos segregados y hormonados... Una manada de hormonas con ganas más de escaquearse que de darle dos vueltas al perímetro del colegio.
Hay muchos que te debemos tanto.
Tú nos ayudaste, de una forma noble y ejemplificadora, a convertirnos en los hombres que somos ahora.
Por eso y por más motivos que el pudor me hace guardar para mí te hago partícipe de mi profundo y sincero agradecimiento.
Profesor de gimnasia vamos. Pero no solo eso.
Miguel Maañón Montaña, 21 de abril de 2014
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