martes, 22 de abril de 2014

MIGUEL MAAÑÓN MONTAÑA:" ERAN OTROS TIEMPOS "






ERAN OTROS TIEMPOS:

A. Sonaba el himno nacional, cada mañana, y formábamos ordenadas filas, que debíamos respetar, para entrar en clase.

B. Yo, como la mayoría de los varones de mi quinta, aquí presentes, soy un producto de lo que ahora llaman educación segregada. No voy a valorar las ventajas ni los inconvenientes de dicha educación. Los que la vivieron conmigo saben de que hablo.

C. En ese grupo segregado de varones ligeramente hormonados, llegó en algún punto a 6º curso de Educación General Básica, que es el nombre que tenía el último curso de la educación primaria de entonces.

D. El sexto curso significaba un cambio importante. Los alumnos abandonábamos el esquema de profesor-tutor y comenzábamos con un esquema de profesores-especialistas.
Nuestra memoria colectiva comprende varias clases magistrales, que seguro se repetían cada año:
e.j.This is  a  pen.
 This is a  blackboard...

Entre esas clases de especialistas todos pasamos por las manos de nuestro homenajeado de hoy. Licenciado en educación física por el Instituto Nacional de Educación Física. UPM Madrid Muchas gracias Felipe. Me siento honrado de decir que yo fui alumno tuyo.

Felipe, hoy te quiero agradecer todas tus chanzas y tus gritos. Esa capacidad que tenías para domar a los animalillos hormonados que hacían de tus días un reto diario. Qué digo diario horario.

El cambio de clase anunciado por los timbres para ti suponía un cambio de ganado. Y pasabas de los corderitos de sexto a los cabritos de 8º o a los toritos de 2º BUP. Todos segregados y hormonados... Una manada de hormonas con ganas más de escaquearse que de darle dos vueltas al perímetro del colegio.
Hay muchos que te debemos tanto.

Tú nos ayudaste, de una forma noble y ejemplificadora, a convertirnos en los hombres que somos ahora.


Por eso y por más motivos que el pudor me hace guardar para mí te hago partícipe de mi profundo y sincero agradecimiento.


Profesor de gimnasia vamos. Pero no solo eso.



Miguel Maañón Montaña, 21 de abril de 2014

domingo, 20 de abril de 2014

HOMENAJE A DON FELIPE FAURA: UN GRANDE DEL DEPORTE EN MARISTAS-CARTAGENA







Probablemente no sea del todo consciente la institución Marista de Cartagena lo que acaba de perder, tras la marcha de D. Felipe Faura Molina, -cosas de la edad y de la jubilación, todo sea dicho- como profesor de Gimnasia, entrenador de Balonmano y promotor del deporte en Maristas y en Cartagena.

En la vida hay maestros y profesores que te marcan, que hacen que tu paso por el colegio no haya sido un mero trámite académico, sino toda una experiencia de vida al lado del deporte. D. Felipe Faura encarnó a todo un personaje y una figura humana que transmitió fuertes vibraciones desde el minuto uno de empezar una clase de gimnasia en los vestuarios, tratándonos como él nos decía hasta la saciedad con todo el cariño y respeto del mundo   “venga nenes , nenas, quítense los pendientes, los bragueros, las medias, y vístanse que empezamos en unos minutos…». Entonces, en aquella época no éramos un colegio mixto. Sólo se respiraba sudor y testosterona.

D. Felipe se pudo limitar a ser un profesor de Gimnasia más, uno que se limitara al protocolo que marcan los manuales, que si estas tablas por aquí, unos calentamientos y estiramientos por allá y unas vueltas o rodeos por el campo o por la famosa «senda de los elefantes». No señor, D. Felipe Faura siempre tuvo amplias miras y quiso exigir e imponer un modo de vida y unos principios inquebrantables: puntualidad, exigencia, compromiso, respeto y legalidad. Todo lo demás se hacía fácil. Una muestra de ello, fue el espíritu de superación del alumnado por participar en los campeonatos de Navidad  Marcelino Champagnat de Campo a través o campeonatos de atletismo de fin de curso que organizaba el colegio, culminándose con un  riego de medallas y diplomas que iban y venían para los competidores. No era pues casualidad que cada dos años, Maristas Cartagena disponía de un equipo competitivo en Cross o Campo a través en las categoría de alevín, cadete y juvenil y que casi siempre ganaban las distintas promociones los campeonatos regionales o provinciales.

Felipe no se detuvo ahí, pues siguió la tradición del balonmano de su mentor y maestro D. Antonio Ros, e hizo de este deporte la señera y el buque insignia de los deportes de Maristas Cartagena durante décadas. Nunca olvidaré su figura imponente, su voz tronante, sus yugulares congestivas ante el cabreo majestuoso que manifestaban sus ojos y el vaivén de su gran cabeza barbuda y sus ademanes y gestos inequívocos de inconformismo en la pista de Balonmano para exigir hasta la perfección a los jugadores de Balonmano, ya estuvieran machacando al rival o estuvieran perdiendo por la mínima.


En Balonmano todos admirábamos a nuestros promociones mayores, que cumplían a rajatabla el orden disciplinario y los valores de Maristas dando como testimonio el  entrenar varios días a la semana a las 7:50 AM bajo el frío húmedo de Cartagena, o dejarse la piel en los campeonatos del Sector, lo cual, nos estimulaba a los que éramos más jóvenes a formar parte de esa gran comunidad deportiva.

El pasado sábado 19 de abril, vimos cumplir un sueño tras hacerse realidad el Homenaje a D. Felipe Faura en el Palacio de Congresos de El Batel, en donde se dieron cita unas doscientas personas, la mayoría antiguos alumnos de distintas promociones del Balonmano, Cross o Baloncesto.

 Como era de esperar, se quedó atónito y perplejo ante esta caluroso homenaje manteniéndose erguido, firme, aunque con los ojos congestivos de intensa emoción cuando se le expuso en un vídeo-montaje una lluvia de fotografías de decenas de promociones a lo largo de 40 años de servicio al deporte en Maristas.

 Tras el mismo, se le dieron unos regalos, trofeos y bufandas alegóricas al balonmano y al colegio Marista Cartagena y tras exponer los mismos ante el público, se dispuso a coger el micro y  tomar la palabra en la que una vez más nos brindó con un gesto de su  generosidad al recordar la figura y memoria de D. Antonio Ros, al gran maestro de maestros en el deporte de  Cartagena, al que se le debió mucho y a quién no fue reconocida su labor en su justa medida. También evitó nombrar a nombres de personas, para que no quedara nadie fuera del recuerdo y de su gratitud, y quiso compartir el premio de la victoria con “todos sus jugadores”, pues la victoria era para que la disfrutaran ellos y no él, según sus palabras.

En esta fiesta del deporte compartimos momentos de gloria varias generaciones del Balonmano, desde la primera en los años 70, con Paco Huertas, Pepe Contreras o Pepe Quiñonero a la cabeza, otras posteriores como las de Gracia, Suso, Quiñonero o la de Felipe Montoya, Juan Carlos, o Pablo Soler. También fueron alumnos representantes presenciales de nuestra gran promoción del 86 y 88, con Nacho, Torres Astondoa, Cabezos, Perico Arroyo y un servidor que les escribe. No faltó generaciones más jóvenes, como la de Quino, Herrero y compañía y un largo etcétera que cerrarían los cadetes actuales que han ganado el sector regional y se irán próximamente a competir en nacionales.

No faltó en este gran encuentro de amigos la presencia impagable de los hermanos Isaac y Alberto que durante décadas sirvieron de apoyo a Felipe en los entrenamientos, desplazamientos, enfermería, y una labor silenciosa de entrenamiento y formación con las más pequeños y benjamines.

No tendría fin el hablar de la figura de D. Felipe Faura y uno caería en el error del mero recuerdo personal. Sí que nos ha advertido en su homenaje, que el Colegio Marista debe hacer una reflexión interna si no queremos que no decaiga o simplemente desaparezca el Balonmano en nuestro colegio tal y como lo conocemos, merced a la irrupción de nuevos y numerosos deportes y a la dificultad para mantener en los presupuestos anuales el Club Balonmano Marista.

Desde este humilde blog, darle las infinitas gracias muchos compañeros de nuestra promoción, a los que has invitado a hacer del deporte parte intrínseca de nuestro espíritu de superación, del espíritu de lucha ante la vida, de ofrecernos grandes valores como personas.

Gracias por todo y hasta siempre Felipe


Paco Vera









viernes, 4 de abril de 2014

VÍCTOR HERRERO PADRÓN: " EL ESPÍRITU MARISTA"







MARISTAS: un término que adquiere toda su significación y calado veinticinco años después de dejar atrás esa maravillosa etapa en la que cursamos estudios.

Sin darnos cuenta, al cruzarnos por la calle, en el cine, en el parque con nuestros hijos, el término Marista emerge para demostrarnos que tiempo atrás nos hizo crear unos lazos y un espíritu grabado a fuego.

Compañeros de promoción que hacía años que no coincidían, hablan y recuerdan como si los días, los meses y los años que ya pasaron no hubieran existido, como si las aulas estuvieran ahí, esperando el transcurso de un fin de semana para volver a acogernos.

Esos lazos invisibles nos hacen sentirnos partícipes de algo más importante, de un vínculo común que nos marca, que nos une, que nos invita en cada encuentro casual a creer en un alma colectiva.

Un alma que moldearon aquellas personas que pasaron por nuestras vidas, bien en forma de profesorado, bien como Hermanos Maristas, bien como compañeros.

Hermanos, profesores y compañeros, un todo cuyos recuerdos, experiencias, enseñanzas y relaciones  conformaron lo que somos hoy en día, personas de bien y alumnos Maristas, ayer , hoy y siempre…..