Probablemente no sea del todo
consciente la institución Marista de Cartagena lo que acaba de perder, tras la
marcha de D. Felipe Faura Molina, -cosas de la edad y de la jubilación, todo
sea dicho- como profesor de Gimnasia, entrenador de Balonmano y promotor del
deporte en Maristas y en Cartagena.
En la vida hay maestros y
profesores que te marcan, que hacen que tu paso por el colegio no haya sido un
mero trámite académico, sino toda una experiencia de vida al lado del deporte. D. Felipe Faura encarnó a todo un personaje y una figura humana que transmitió fuertes
vibraciones desde el minuto uno de empezar una clase de gimnasia en los
vestuarios, tratándonos como él nos decía hasta la saciedad con todo el cariño
y respeto del mundo “venga nenes , nenas, quítense los pendientes,
los bragueros, las medias, y vístanse que empezamos en unos minutos…».
Entonces, en aquella época no éramos un colegio mixto. Sólo se respiraba sudor
y testosterona.
D. Felipe se pudo limitar a ser
un profesor de Gimnasia más, uno que se limitara al protocolo que marcan los
manuales, que si estas tablas por aquí, unos calentamientos y estiramientos por
allá y unas vueltas o rodeos por el campo o por la famosa «senda de los elefantes».
No señor, D. Felipe Faura siempre tuvo amplias miras y quiso exigir e imponer
un modo de vida y unos principios inquebrantables: puntualidad, exigencia,
compromiso, respeto y legalidad. Todo lo demás se hacía fácil. Una muestra de
ello, fue el espíritu de superación del alumnado por participar en los
campeonatos de Navidad Marcelino Champagnat
de Campo a través o campeonatos de atletismo de fin de curso que organizaba el
colegio, culminándose con un riego de medallas
y diplomas que iban y venían para los competidores. No era pues casualidad que cada
dos años, Maristas Cartagena disponía de un equipo competitivo en Cross o Campo
a través en las categoría de alevín, cadete y juvenil y que casi siempre ganaban
las distintas promociones los campeonatos regionales o provinciales.
Felipe no se detuvo ahí, pues
siguió la tradición del balonmano de su mentor y maestro D. Antonio Ros, e hizo
de este deporte la señera y el buque insignia de los deportes de Maristas Cartagena
durante décadas. Nunca olvidaré su figura imponente, su voz tronante, sus
yugulares congestivas ante el cabreo majestuoso que manifestaban sus ojos y el
vaivén de su gran cabeza barbuda y sus ademanes y gestos inequívocos de inconformismo
en la pista de Balonmano para exigir hasta la perfección a los jugadores de
Balonmano, ya estuvieran machacando al rival o estuvieran perdiendo por la
mínima.
En Balonmano todos admirábamos a
nuestros promociones mayores, que cumplían a rajatabla el orden disciplinario y
los valores de Maristas dando como testimonio el entrenar varios días a la semana a las 7:50 AM
bajo el frío húmedo de Cartagena, o dejarse la piel en los campeonatos del
Sector, lo cual, nos estimulaba a los que éramos más jóvenes a formar parte de
esa gran comunidad deportiva.
El pasado sábado 19 de abril,
vimos cumplir un sueño tras hacerse realidad el Homenaje a D. Felipe Faura en
el Palacio de Congresos de El Batel, en donde se dieron cita unas doscientas
personas, la mayoría antiguos alumnos de distintas promociones del Balonmano,
Cross o Baloncesto.
Como era de esperar, se quedó atónito y perplejo
ante esta caluroso homenaje manteniéndose erguido, firme, aunque con los ojos
congestivos de intensa emoción cuando se le expuso en un vídeo-montaje una
lluvia de fotografías de decenas de promociones a lo largo de 40 años de
servicio al deporte en Maristas.
Tras el mismo, se le dieron unos regalos,
trofeos y bufandas alegóricas al balonmano y al colegio Marista Cartagena y tras exponer los mismos ante el público, se dispuso a coger el micro y tomar la palabra en la que una vez más nos
brindó con un gesto de su generosidad al
recordar la figura y memoria de D. Antonio Ros, al gran maestro de maestros en
el deporte de Cartagena, al que se le
debió mucho y a quién no fue reconocida su labor en su justa medida. También
evitó nombrar a nombres de personas, para que no quedara nadie fuera del
recuerdo y de su gratitud, y quiso compartir el premio de la victoria con “todos
sus jugadores”, pues la victoria era para que la disfrutaran ellos y no él,
según sus palabras.
En esta fiesta del deporte
compartimos momentos de gloria varias generaciones del Balonmano, desde la
primera en los años 70, con Paco Huertas, Pepe Contreras o Pepe Quiñonero a la
cabeza, otras posteriores como las de Gracia, Suso, Quiñonero o la de Felipe
Montoya, Juan Carlos, o Pablo Soler. También fueron alumnos representantes presenciales de nuestra gran promoción del 86 y 88, con Nacho, Torres Astondoa, Cabezos, Perico Arroyo y un servidor que les escribe. No faltó
generaciones más jóvenes, como la de Quino, Herrero y compañía y un largo
etcétera que cerrarían los cadetes actuales que han ganado el sector regional y
se irán próximamente a competir en nacionales.
No faltó en este gran encuentro
de amigos la presencia impagable de los hermanos Isaac y Alberto que durante
décadas sirvieron de apoyo a Felipe en los entrenamientos, desplazamientos, enfermería,
y una labor silenciosa de entrenamiento y formación con las más pequeños y benjamines.
No tendría fin el hablar de la
figura de D. Felipe Faura y uno caería en el error del mero recuerdo personal.
Sí que nos ha advertido en su homenaje, que el Colegio Marista debe hacer una
reflexión interna si no queremos que no decaiga o simplemente desaparezca el Balonmano
en nuestro colegio tal y como lo conocemos, merced a la irrupción de nuevos y
numerosos deportes y a la dificultad para mantener en los presupuestos anuales
el Club Balonmano Marista.
Desde este humilde blog, darle las
infinitas gracias muchos compañeros de nuestra promoción, a los que has
invitado a hacer del deporte parte intrínseca de nuestro espíritu de
superación, del espíritu de lucha ante la vida, de ofrecernos grandes valores
como personas.
Gracias por todo y hasta siempre
Felipe
Paco Vera